Son dos playas situadas en la costa oeste de Santander, que han marcado una época en mi vida y que a dÃa de hoy siguen siendo un lugar con un encanto especial.
Todo empezó de canijo cuando Ãbamos al "prao", llamado asà a la basta extensión de terreno verde al pie de los acantilados que se encuentran entre las dos maravillosas playas de las que hablamos.
http://www.playas.es/cantabria/pielagos/playa-arnia.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Playa_de_Covachos
Toda la familia santanderina cogÃamos los coches, esos SEAT 124 y 127 de diferentes colores, nos acoplábamos como podÃamos y partÃamos a ese prado con ese verde tan caracterÃstico del norte de España. Al llegar montábamos allà el chiringuito de toallas, sillas y alguna que otra mesa para después apoyar los ricos manjares playeros que se degustaban en aquellas comidas. A bote pronto me viene a la cabeza ese maravilloso arroz con mahonesa, aceitunas y atún, es uno de los platos que nunca olvidaré y que de vez en cuando me hago en casa para recordar esos dÃas de playa. Otros delicatessen eran esos filetes empanados de pollo que saben tan ricos en estas reuniones campero-playeras, los sándwiches de todo tipo y colores, las ensaladillas, las tortillas y los postres maravillosos de cualquiera de nuestras tÃas cántabras (mousse de limón, tiramisú, flan canónigo, brazo gitano, etc...).
Vale, me gusta mucho comer, es mi debilidad, pero esto sólo era una parte del gran dÃa que nos esperaba, disfrutábamos tanto del prado como de la playa, en el primero jugábamos a la pelota, a las palas, dábamos paseos hasta Covachos para ver el maravilloso paisaje con la isla que está enfrente de la playa que queda unida con la costa cuando baja la marea. Este es uno de los paisajes que se te quedan en el cerebro para toda la vida, es un espectáculo digno de ver. Ya siendo un adolescente Ãbamos al bar situado en el acceso a la playa de la ArnÃa, arriba del acantilado, para ver el Tour de Francia y cómo Delgado e Indurain ganaban esa carrera y dejaban a los franchutes escociditos.
La excursión para bajar a la ArnÃa con todos los bártulos, era un poco caótico y un pequeño caos, pero merecÃa la pena, ver esa cala tan bonita, esa arena fina y blanquecina con ese acantilado a su derecha y esos farallones medio caÃdos a la izquierda, hacen un conjunto espectacular y acogedor. Esos baños eternos con mis hermanos y primos cogiendo olas en ese agua ligeramente frÃa era una gozada, que recuerdo cada vez que vuelvo a pisar esta bonita y tranquila playa. Recuerdo coger lapas en las rocas, hacer castillos que el agua siempre se llevaba, ya se sabe las mareas en el atlántico siempre son espectaculares, ver los primeros pechos turgentes al aire, la adolescencia es lo que tiene, bueno y de mayor también, que le vamos a hacer.
En definitiva ir a estas playas o a cualquiera de su entorno ( Liencres, Somocuevas, Portio ) se convertÃa en una auténtica gozada, que siempre esperábamos cuando se acercaba el verano e Ãbamos a Santander a veranear.
Aunque pase el tiempo siempre las recordaré como en aquella época, un gran dÃa de playa y diversión con una gran familia.
Dedicado a toda esa familia santanderina de procedencia palentina con la que tanto disfruto cuando voy a esa maravillosa tierra. Mil gracias por ser como sois.