mis portadores: Europa Asfalto en carretera
"El autobus hacia Guangzhou (Canton) resulto tener literas. Una agradable sorpresa que descubrimos justo al subirnos. No sabiamos con certeza si algo asi existia, y menos por aqui. Fue como desear algo surrealista, y recibirlo.
Por la manhana, pusimos rumbo a Macao en un nuevo autobus, ya normal, con asientos. Ese dia fue un desastre. Macao, antigua colonia portuguesa, ha conseguido abrirse un hueco en el turismo gracias a sus espectaculares casinos (uno incluso recrea los canales de Venecia...), que parecen deslucir el contraste que se experimenta al pasar de las enormes e industriales urbes chinas a las calles de influencia lusa, con edificios bajos y de colores pastel, aceras empedradas, y carteles en dos idiomas: chino y no ingles, sino portugues. Un detalle este ultimo que, particularmente a nosotros, nos hacia sentirnos como en casa, debido a las semejanzas con nuestra lengua.
Pero en Macao todo gira en torno al juego. Nada mas cruzar las pesadas aduanas, decenas de azafatos te abordan para que subas a uno de los autobuses gratuitos de su casino, que te dejara directamente en el interior para que las apuestas comiencen. No obstante, algunos casinos son centricos, por lo que es una apetitosa oferta para un grupo de mochileros como nosotros. Lo gracioso, despues, fue buscar la salida de ese lujoso casino con nuestra indumentaria.
Quitando los chinos que van y vuelven en el dia, en busca de un paraiso en el que sea legal apostar, la mayoria de turistas viajan con dinero, y encontrar un hostal decente no es facil. A punto estuvo Stabri de dormir en un cuchitril de una "casa de huespedes" de la Rua da Felicidade, con muchas recepcionistas jovenes y muy coquetas desde primera hora de la manhana. Elegimos mejor un albergue recien abierto al sur, en el pueblo de Coloane, junto a la playa. Un bañito, y a coger fuerzas."