Hace unos años descubrimos los miradores de los acantilados de la playa de La Barrosa, en Chiclana, Cádiz. Tras atravesar un pinar, tres cabañas al borde de una pendiente saludan al mar y despiden al sol al final del dÃa. Cuando atardece, la luz se vuelve de un naranja intenso muy acogedor, y resulta muy agradable hacer un picnic sobre la arena. El agua se encuentra colmada de rocas, lo que no la hace apta para el baño pero sà para pasar el tiempo buscando animales escondidos en sus rincones. Y, para los que tienen perros, la tranquilidad de la playa permite disfrutar en la orilla junto a ellos. Aún habiendo recorrido miles de kilómetros, me cuesta encontrar un lugar comparable a este rincón del mundo. No hay año que no haga un par de visitas. Y no veo el momento de cansarme de ello.