En un extremo del Malecón, se encuentra esta fortificación usada como defensa en ataques piratas.
A las nueve de la noche se produce un cañonazo, en conmemoración al cierre de cadenas que, en época colonial, tenÃa lugar a esa hora.
En sus instalaciones, también se puede contemplar el puro más grande del mundo, galardonado con un premio Guinness, fabricado por el artesano José Castelar.