Ruinas, ruinas, ruinas,... (dirÃan algunos).
Arte, arte, arte,... (digo yo).
Estuve en Atenas cuando la ciudad estaba patas arriba, el año previo a que se celebraran allà las Olimpiadas. Lamentablemente, el caos que invade la ciudad no era solo culpa de esas obras.
Pese a todo, subir a la Acrópolis es una experiencia casi mÃstica: rodeada de la ciudad, y sin embargo rebosando tranquilidad y silencio por sus laderas. Maravillosa la bajada desde la Acrópolis al barrio de Plaka.
Si te gusta el arte clásico, no dudes en visitar esta ciudad.